viernes, 17 de enero de 2020

...Por un día


No podemos hacernos a la idea de cómo pueden influir en nuestras vidas los tiempos, y sobre todo el no respetarlos.

Durante mucho tiempo me lo preguntaba, era un soniquete continuo, casi imborrable...por un día Amaia, por un día...todo fue diferente por un día.

Recuerdo que era una fría mañana de invierno, allá por el 2007, estaba desayunando, disfrutando de mis últimas horas de relax, antes de volver a mí día a día, estrés, jornadas intensas e interminables, la vida de una ejecutiva, bueno nada que no conozcáis...mi baja maternal se acaba en dos días.

Y de repente, sonó el timbre. ¿Quién sería a esas horas? Era una chica vestida de calle que sustituía a mi cartero de toda la vida, la que mediante un burofax iba a traer la noticia que cambiaría mi vida, la mía y la de otra mucha gente.

Me despedían, sin más...a mí, que me sentía invencible, que había construido un gran equipo, un equipo basado en las PERSONAS, en una época en la que solo se hablaba de RECURSOS. 
Me había dejado el alma, había puesto todo y algo más de mi misma, y ahora me trataban solo como un número y me daban una patada.

Siempre he sentido que los vientos de la suerte hacían avanzar mi barco, esta vez mi suerte fue su soberbia, vestida de incompetencia...ese error, ese día de menos, o de mas según se mire, le supuso a la empresa 100.000€...solo por un día Amaia, solo por un día.

Los tiempos son básicos, en muchas ocasiones creernos invencibles nos hace pensar que todo lo podemos controlar...La sensación de control es lo más irreal que existe en la humanidad, nos influyen tantas cosas...Rodéate de profesionales de verdad, no de buenos compañeros de mesa, los primeros te ahorrarán dinero, los segundos te costarán esas comilonas, y quien sabes que más...

Este hecho tuvo consecuencias graves para mí, me cambio mi perspectiva vital...no he vuelto a ser la misma...y gravísimas para los causantes, pero esa, es otra historia.


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